Los usuarios permanentes de las ciclorrutas que
pasan por grandes avenidas como la carrera 30, calle 80 y Las Américas
corren más riesgo de sufrir enfermedades respiratorias y vasculares,
frente a quienes usan estos corredores que pasan por cerca de los
parques, según un estudio de la Universidad Nacional.
Ese peligro de las ciclorrutas trazadas cerca de las grandes arterias viales se debe a que las concentraciones de material particulado (hollín, humo y polvo) en el ambiente son excesivamente altas por esos corredores, debido a que esos contaminantes son los que expulsan principalmente los carros que congestionan esas vías.
El estudio fue realizado por el estudiante de ingeniería química Óscar Fajardo y el químico y profesor Néstor Rojas, de la Universidad Nacional, y divulgado por la publicación estadounidense 'Atmospheric Enviroment'.
Las mediciones sobre las concentraciones del material particulado se hicieron en la calle 80, en dos puntos: en las carreras 76 y 96, entre el 30 de septiembre y el 30 de octubre de 2009, pero sus resultados hasta ahora se conocen.
Las concentraciones encontradas en esta avenida fueron de 110 microgramos por metro cúbico en promedio, cuando lo máximo permitido es de 50 microgramos por metro cúbico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"El análisis se hizo sobre una muestra de 75 personas. El examen se hizo sobre cuánto aire inhalaban y el esfuerzo físico que hacían en una ciclorruta. Encontramos que en peatones o personas que están en reposo en la ciclorruta inhalan un 4 por ciento de esas partículas. Pero si están pedaleando, lo que indica un mayor esfuerzo físico y mayor frecuencia en la respiración, esa inhalación aumenta hasta un 60 por ciento", explicó Rojas.
Como el hollín, el polvo y el humo contienen partículas muy finas que son fácilmente respirables, estas penetran fácilmente a los alvéolos pulmonares y pueden incidir en las enfermedades respiratorias.
"Las altas concentraciones de partículas están asociadas a un incremento de las enfermedades cardiorrespiratorias y vasculares", aseguró el profesor Néstor Rojas.
Ese peligro de las ciclorrutas trazadas cerca de las grandes arterias viales se debe a que las concentraciones de material particulado (hollín, humo y polvo) en el ambiente son excesivamente altas por esos corredores, debido a que esos contaminantes son los que expulsan principalmente los carros que congestionan esas vías.
El estudio fue realizado por el estudiante de ingeniería química Óscar Fajardo y el químico y profesor Néstor Rojas, de la Universidad Nacional, y divulgado por la publicación estadounidense 'Atmospheric Enviroment'.
Las mediciones sobre las concentraciones del material particulado se hicieron en la calle 80, en dos puntos: en las carreras 76 y 96, entre el 30 de septiembre y el 30 de octubre de 2009, pero sus resultados hasta ahora se conocen.
Las concentraciones encontradas en esta avenida fueron de 110 microgramos por metro cúbico en promedio, cuando lo máximo permitido es de 50 microgramos por metro cúbico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"El análisis se hizo sobre una muestra de 75 personas. El examen se hizo sobre cuánto aire inhalaban y el esfuerzo físico que hacían en una ciclorruta. Encontramos que en peatones o personas que están en reposo en la ciclorruta inhalan un 4 por ciento de esas partículas. Pero si están pedaleando, lo que indica un mayor esfuerzo físico y mayor frecuencia en la respiración, esa inhalación aumenta hasta un 60 por ciento", explicó Rojas.
Como el hollín, el polvo y el humo contienen partículas muy finas que son fácilmente respirables, estas penetran fácilmente a los alvéolos pulmonares y pueden incidir en las enfermedades respiratorias.
"Las altas concentraciones de partículas están asociadas a un incremento de las enfermedades cardiorrespiratorias y vasculares", aseguró el profesor Néstor Rojas.
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